Cada mañana el sol nos dio en la cara al despertar. Cada palabra que le pronuncié lo hacía soñar. No era raro verlo en el jardín corriendo tras de mí y yo dejándome alcanzar, sin duda era feliz. Era una buena idea cada cosa sugerida, ver la novela en la televisión, contarnos todo. Jugar eternamente al juego limpio de la seducción y las peleas terminarlas siempre en el sillón.
Me va a extrañar, al despertar, en sus paseos por el jardín, cuando la tarde llegue a su fin. Me va a extrañar,
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