viernes, 27 de mayo de 2011

No se lo digas a nadie y nadie se enteró de todo.

¿Por qué será que el no se lo digas a nadie siempre se dice? No sé si estoy madurando o dejando de ser tan inocente. últimamente me doy cuenta de las intenciones de la gente, con cada error que cometo aprendo algo nuevo, algo mínimo pero indispensable. Esta semana fui aprendiendo que el no se lo digas a nadie siempre se dice, simplemente, que muchas veces no nos llega a nosotros, no nos enteramos. Una de las cosas que me faltan aprender es saber bien en quién confiar porque soy muy confianzuda, pienso que todos son como yo o que actuarían de la misma forma y, lo cierto es que no es así. No todos tienen mis mismos valores o cometen mis mismos errores. Hoy lloré por algo que venía arrastrando hace mucho y descubrí que no sirve de nada hacerme la tonta, que tengo que empezar a hacer lo que quiera porque esto de pensar siempre en los demás antes de actuar no me está haciendo muy bien. Digamos, que a veces, me gustaría que los demás piensen en mi antes de actuar, antes de hablar, antes de atacar porque, realmente, yo pienso en ellos antes de hacerlo, siempre pienso en cómo va a caerles e intento decirlo que pienso de la mejor forma posible. Pero la realidad es que cuando me tienen que atacar me atacan, cuando se tienen que enojar se enojan, cuando me tienen que decir algo me lo dicen. Simplemente, estoy buscando una manera de no escribir tanto y hablar un poco más, de no decir todo lo que me pasa, de ser más reservada pero a la vez, no tener tantas cargas.

No se lo digas a nadie y nadie se enteró de todo. 

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