Me desperté con una noticia horrible, demasiado triste y, de esa misma forma, dejó a mi estado de animo. Me senté en la cama y lloré. Después, me di cuenta de que había personas que me necesitaban, entonces, salté de la cama y llame por teléfono; ocupado. Ok, desesperación total. Me conecte y ahí estaba, le hable, le dije las pocas cosas que me salían, lo que sentía. Aunque, en realidad, no tengo palabras para describir lo que hubiese querido decir, estoy tan enojada con Dios. Por un lado, entiendo todo pero, por el otro, se me viene la pregunta ¿Por qué ahora? ¿Por qué a algunas personas les da más tiempo que a otras? No lo sé y no creo poder averiguarlo. Hoy es un día gris para mi y para muchas personas más. Lo único que pido es fuerza, no me importa tenerla yo, me importa que la tengan ellos porque son dos personas maravillosas que, realmente, amo y estoy encantada de haber conocido.
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