Otra vez recurro a mi hermoso blog para volcar en una entrada, una nota o un papel, podríamos decir, un problema que tengo o que siempre tuve pero que recién me di cuenta.
Ahora lo suelto, lo vomito, lo escupo, lo escribo... No puedo elegir, en realidad, si puedo pero me cuesta, me cuesta demasiado. No sé bien qué quiero y cuando lo logro descubrir me da miedo, me da pena, me da lastima, me hace mal elegir. No hablo de hombres, o sea, sí también, pero, además me cuesta elegir un color de esmalte, un pantalón, un short, una remera, un vestido, unas zapatillas, lo que sea. No tengo poder de decisión, me da mucho miedo elegir algo. No puede ser que tenga una mano de color violeta y otro de verde agua porque no supe con cual quedarme y entonces hice la más fácil, me pinté de los dos. Lo peor, es que no siempre elijo lo mejor para mi, hay veces termino eligiendo cualquier cosa y, como resultado, quedándome sin nada. Tengo que trabajar en esto, voy a empezar a pensar un poco más y a jugármela por eso que elijo, tengo que sacarme este miedo porque el miedo vacía, es un obstáculo demasiado grande porque no es algo de lo que podes desligarte rápidamente, sino que el miedo se pierde de a poco. Es como cuando le tenes miedo a la oscuridad, no podes apagar la luz y listo se acabó el problema me la banco una noche de insomnio y la próxima noche chau miedo, sino que tenes que de a poco cerrar un poquito más la puerta que deja que la luz entre, así hasta que esta ya no se ve más. El miedo se pierde de a poco, no es un gran paso que tenes que dar para dejarlo atrás sino que son pacitos chiquitos. Prometo laburar en esto, tengo que sacarme el miedo a elegir, necesito sacarme este miedo y sé que voy a poder.
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