Una está feliz, tranquila en un viva la pepa y, de repente, te cuentan una verdad, una verdad que te desconcierta, te shockea, te consume, te desilusiona. Al menos, supongo que voy a sentirme así por un tiempo, tal vez no sea para tanto pero el hecho de ocultar es peor que poner la cara y recibir el cachetazo. Entonces pienso ¿Se perdieron los códigos? Yo hablando de tal y tal cosa, de que tengo que tenerlos porque es lo mejor y ¿En mi quién se fija? Sinceramente, estoy confundida, cansada, no tengo ganas de pensar en el tema pero tampoco quiero fingir una sonrisa, tengo en mi mente a una bomba, una bomba que está activada, una bomba que en cualquier momento explota. Sigo diciendo lo que siempre digo necesito cambiar.
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