miércoles, 5 de enero de 2011

Me siento fatal, demasiado mal.

Me siento una estúpida, una mierda. Me siento fatal, demasiado mal. Comí arroz y tengo ganas de vomitar. Me quiero ir y el viaje se atraza cada día más, me quiero alejar de todo esto. Tenía ganas de volver, fui feliz cuando puse los pies sobre el asfalto de la ciudad, cuando respiré el aire contaminado.Yo no sabía, no sabía de todo lo que me iba a enterar al llegar acá que, por cierto, fueron veinte garrotazos en la cabeza, llegué con la cabeza en alto y hoy la tengo en el subsuelo. Me pasaron tantas cosas en cuatro putos días. No estoy mal, estoy para el orto. No entiendo nada, eso fue lo que dije todo el día. No entiendo nada. Me duele la panza, estoy nerviosa, triste, fea, tonta, gorda. Me veo horrible, me veo idiota, odio que me hable la gente que se alegra de mis desgracias. Cada día son todos más falsos, se perdieron los códigos. Cómo extraño ser más chica, no es que sea una vieja pero antes confiaba en todos, si me preguntaban cómo estaba contestaba con la verdad hoy digo bien siempre cuando, la mayoría de las veces, estoy para la mona. Hoy no confío en casi nadie, porque me di cuenta con el tiempo de que no tengo que esperar nada de nadie, esa es la única forma de no salir lastimada y, aunque, sé la solución no cumplo con lo que digo, es decir, sigo esperando cosas de la gente, por lo tanto, sigo saliendo lastimada. 

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